Fabián
Nardozza es un Director técnico y ex jugador de fútbol. Actualmente dirige Los
andes, club que milita en la Primera “B”Metropolitana. En una charla
descontracturada, habla sobre su gran presente y sus experiencias como jugador
y entrenador.
El día está nublado en Buenos Aires y la gente
parece seguir con su rutina de hora pico, donde algunos vuelven a sus casas
después de un día laboral y otros pasean sin rumbo por Ramos Mejía. Lo gris de
la tarde se refleja en los rostros inexpresivos de las personas que no parecen
notarse entre sí. Sin embargo, entre tanto anonimato y tanta desconexión, una
sonrisa pícara que contrasta con el paisaje, se abre paso por la calle Bolivar.
Y no es para menos, el ex jugador de fútbol y actual técnico de Los Andes, Fabián
Nardozza, goza de un presente inmejorable con su equipo.
“El fútbol es
así, cuando ganás sos el mejor, y si no, te putean” declara Nardozza
mientras elige una de las tantas mesas disponibles del despoblado bar “La diva”
para someterse a las preguntas. No
acepta felicitaciones por el excelente campeonato que está haciendo su equipo,
Los Andes, que se encuentra primero en la zona B de la Primera B metropolitana
e insiste en que hay que ir “paso a paso
y con tranquilidad”.
El DT parece conocer el bar, se mueve con
naturalidad y con un gesto casi imperceptible y una leve sonrisa, le pide al
mozo desde la lejanía que le trajera “una
lágrima”, y mientras busca su comodidad en la mesa y cuelga su campera
detrás de la silla, aclara que el mérito del presente que vive el “Milrayitas”
es de los jugadores y no de él.
Actualidad en Los Andes
Fabián Nardozza, oriundo de Ciudadela, llegó a Los
Andes en febrero del 2014 para hacerse cargo de un equipo que no venía
consiguiendo los mejores resultados y que luego de un campeonato "extraño", en el que no lograron ingresar al reducido "por esas cosas que tiene el fútbol", pudo posicionarse en los puestos altos de su división, la Primera “B” Metropolitana con muy pocos goles en contra recibidos.
El ex jugador de San Lorenzo, al ser consultado acerca de la clave de su actual éxito responde: “Tengo que agradecerle a la dirigencia porque logró mantener casi el mismo plantel de la temporada pasada. En esta categoría, cuando un jugador anda más o menos bien, lo compran otros clubes” y comenta que el equipo se adaptó rápido a su idea de juego además de conseguir un buen rendimiento defensivo.
“La temporada
pasada atacábamos con mucha gente y no estábamos bien organizados en la cancha”
recuerda el DT de Los Andes que, acto siguiente, mientras da un sorbo a su
café, afirma que el equipo en la actualidad consiguió un juego práctico, donde
cada jugador sabe su rol en el campo. Sin embargo, lo que más valora, además de
los aspectos futbolísticos, es el hecho de dejarle a sus jugadores “una idea humana y enseñanzas de vida”.
Nardozza sabe lo que es jugar en la “B” de Argentina
ya que tiene un extenso historial en clubes de esa categoría, y por este motivo
cuenta que allí, “hay una motivación
natural, ganas de ascender y ganas de hacerse un nombre en el mundo del fútbol”
y que no es necesario motivar al equipo de una manera en particular. Fiel a su estilo humilde, el recordado
jugador de Deportivo Morón, no destaca a alguien en particular sino que hace
foco en el buen funcionamiento colectivo.
Su pasado como jugador

Ya sin café en su taza y mientras se vuelve a
acomodar en su asiento, cuenta que tuvo la suerte de que San Lorenzo se fijara
en él y lo comprara para así, lograr cumplir el sueño que tuvo desde niño. “Fue un cambio enorme, como el de pasar de
Velez a Primera “C”, pero al revés” comenta Nardozza además de agregar: “Nunca tuve dudas ni miedo. Uno en el momento
no es consciente de donde está, solo quiere demostrar su capacidad como
jugador.”
La sonrisa pícara vuelve a aparecer cuando se le pregunta por anécdotas con Gorosito o con el “Bambino” Veira en el equipo de Boedo. “Me quedaron un montón de cosas que, lamentablemente, no las puedo contar” afirma Nardozza entre risas.
“No creo que haya sido un retroceso en mi carrera el hecho de pasar de San Lorenzo a la “B” Nacional otra vez. Estuve mucho tiempo lesionado cuando jugué allá y lo único que quería era volver a sentirme importante, pero nunca me sentí desmotivado” hace memoria el DT de Los Andes, que cuenta que al volver a Deportivo Morón luego de su experiencia en primera división, tenía la expectativa de volver a la máxima categoría del fútbol Argentino, pero que fue “muy difícil”.
Su historia como DT
Fabián Nardozza se retiró en Sarmiento de Junin en
el año 1999, y cuenta que a los pocos días, su ex compañero de equipo, Alberto
Pascutti, al que define como “un señor”,
lo llamó para ofrecerle ser su ayudante de campo en Almagro y que esa
experiencia le sumó mucho para hacerse cargo de un plantel profesional. Debutó
como entrenador en Atlanta en 2005 y luego pasó por Acassuso, Platense,
Estudiantes de Buenos Aires entre otros clubes. “La diferencia entre ser ayudante de campo y director técnico, es que al
DT es al que putean” comparte el nacido en zona oeste también entre risas.
El DT de Los Andes, el primer ídolo de Ciudadela,
también tuvo un paso como entrenador del club “Nolting” de ese barrio, donde
entrenó a niños de entre 9 y 13 años. Una “linda” experiencia en la que
asegura, le sirvió para ampliar su aprendizaje en el trato con su equipo.
En el año 2013, Nardozza vivió una de las alegrías
que más recuerda al vencer y eliminar a River Plate de la Copa Argentina de ese
año. “Fue una de las emociones más lindas
que me tocó vivir como DT porque fue la primera vez que pude viajar con mis
hijos que estuvieron en la cancha y además por cómo se dio el partido” a lo
que agrega: “A River lo trataron como un
equipo de primera y a nosotros como un invitado a un cumpleaños al que íbamos
de colado. La gente nos hizo sentir así. Realmente no sé si voy a poder olvidar
la felicidad que sentí ese día.”
Fabián Nardozza termina su relato, y con el mismo
gesto y la misma leve sonrisa, pide al mozo la cuenta, nuevamente desde la
lejanía. Agarra sus cosas, saluda a los empleados del bar a los que parece
conocer muy bien y sale una vez más a aquel anonimato que domina a Ramos Mejía
hasta perderse en las profundidades de la calle Bolivar.
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